jueves, 29 de mayo de 2014

El suave roce de tu piel.

¿Recuerdas aquella vez en que pensé con tanta fuerza en cómo sería el tocarte? No sé si lo que sea que rija este universo tan complicado y misterioso me habrá escuchado, me habrá dado una oportunidad, una tregua, una recompensa, un castigo. No sé qué será lo que habrá sido, honestamente, dudo mucho que me importe en estos momentos. Solo sé que agradezco por la oportunidad, aunque sea castigo o bien, sea una oportunidad.

No es que haya sido una ocasión que haya estado llena de magia o algo así, no es que piense que los astros se alinearon para que ese momento llegara. Quizás solo fue suerte, yo que sé. Si es así, bendita sea mi suerte, por única vez en la vida.

No fue un gran toque, hasta se puede decir que fue apenas perceptible, y si lo vemos de esa manera, creo que es algo un tanto tonto que esté escribiéndote para decirte lo mucho que aquél toque, sencillamente, me elevó.

Pero como tu comprenderás, muy quizás, a tu sorpresa, tengo una gran predilección por la cursilería, de esa manera antigua de querer a alguien y de ser querido. Entonces, tengo que describirte ese momento, en que pude sentir, por primera y quizás – espero, ansío, anhelo, que no…- única vez, tu piel.

Y es que fue un escaso minuto, o quizás más, pero disfrute cada momento de ello, quería que durara lo más que se pudiera, porque sabía, que era mi única oportunidad de sentirte, no posé mis ojos sobre los tuyos, hubiera sido demasiado para mi pobre y torpe corazón.

Más sin embargo, solo me limité a observar el perfil de tu rostro, deseando, poder tocarlo también, más sin embargo, si mi suerte fue bondadosa, no lo fue tanto como para permitirme aquello.

 Pero realmente, no puedo reparar en vagos reproches hacía mi suerte, no tiene sentido, no puede tenerlo, solo sé que el roce de tu piel, era algo suave, algo casi intocable, solo sentía un poco, nada más, era algo indescriptible, y vaya que yo soy buena con las palabras, pero en esta ocasión, me has dejado sin ellas, como siempre, como buena costumbre tuya.

Aquella sensación me elevó durante unos escasos minutos, me imagino que así se ha de sentir que la persona que quieres, esté contigo, te acaricié y te tomé, o si es algo parecido, entonces es una de las cosas más magníficas que la existencia del ser humano pueda experimentar.

Y es que yo sé, que tú no quieres nada conmigo, y como lo he dicho con anterioridad, lo comprendo, cariño, por supuesto que lo comprendo, estoy resignada a que lo que yo siento por ti, quede por completo en el olvido, se gasté. Que las palabras que con tanto fervor te escribo, jamás sean leídas y que todo el amor, cariño, anhelo, deseo y necesidad que tengo por ti, nunca se use, se olviden, se gasten.

No tengo absolutamente nada que perder contigo, pero tampoco nada que ganar, las palabras están dichas, tus sentimientos igual, los míos están más que eso, y es que realmente es una mala jugada del destino, que te cruces en mi camino, si no puedes estar conmigo, si no me puedes amar.

Pero creo que es necesario que sepas, que te quiero, que quizás siempre te quiera un poco, en algunos días un poco más y en otros, un poco menos, que quizás muy poco de mí logre olvidarte, y que no te guardo rencor, ni algún sentimiento parecido ¿cómo podría? Solo estoy dispuesta a entender que te querré siempre, aunque estemos destinados a nunca ser.

Pero en ese momento, en que sentí, el roce de tu piel con la mía, sentí, por tan poco tiempo, tan breve, que quizás, solo quizás, en algún otro momento, en otra vida, podrías llegar a quererme la mitad de lo que yo te pienso cada día. Me sentí tuya, aunque ya lo soy.


Quizás siempre lo seré. 

---
Como todo lo que escribo, va dedicado a aquél hombre... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario