lunes, 7 de abril de 2014

Me refiero.



He aprendido a mirarte, me refiero, a en verdad mirarte. A ver tus ojos, a observar como sonríes, porque sonríes, para que sonríes. Me refiero, a que, observo como tu boca se curva, forma una media luna, muestra tu yo, de los hoyuelos que se forman en tus mejillas después de sonreír. De tu mirada perdida, la cual, no me quita el aliento. No, no me lo quita, más sin embargo, si hay cosas en ti que lo hacen. Me refiero a que si hablamos de ti, de tu sencilla persona, de tu reflejo, de tu silueta, de tu contorno, de tu voz, de tus manos, de tu sonrisa, oh, tu sonrisa. Podría observar tu sonrisa por horas, por años….y no sentiría que el tiempo pase, porque cuando sonríes, se congela todo. Todo pierde sentido, todo tiene menos importancia que tu sonrisa.

Me refiero, a que tu rostro, tus facciones, tus expresiones, todo tú. Todo tú quitan el aliento, hace que cualquier otra cosa pierda majestuosidad. Y no exagero, digo la verdad. Porque cuando te veo, eso me haces sentir,  y te agradezco por ello, por hacerme sentir que aún hay de esa belleza inexplicable, que el corazón aprecia tanto y el cerebro no puede comprender.

Me refiero, a que cualquier persona que lea esto…esto, lo que sea que sea, pensara que estoy enamorada de ti, que te tengo en un lugar muy especial de mi corazón, que eres el aire que respiro, la razón de mi existencia y que seguramente tú te sientes igual hacía mí. No hay nada más ajeno a la realidad.

No, no estoy enamorada de ti, no te tengo en un lugar muy especial de mi corazón, no eres el aire que respiro y definitivamente no eres la razón de mi existencia. Y por supuesto que tú no te sientes igual hacía mí. No sé si me rechazas o no, no sé si es indiferencia o se le puede llamar de otra forma, honestamente, no creo que me interese que es lo que sientes respecto a mí, a menos que ese sentimiento sea algo que me hará sentir que estas palabras valdrán la pena, que valdrán tanto la pena como para hacértelas leer.

Me refiero a que me gustas, me gustas todo tú. ¿Por qué? Yo no tengo esa respuesta, seguramente tú tampoco, no creo que interese mucho. Solo me gusta mirarte y saber que estás allí, que en algún momento, sonreirás y que por eso, se iluminará el día, el sol envidara lo radiante que serás. Solo me gusta eso, el verte, el saber que estás allí y que podré verte durante un tiempo, a sabiendas que te das cuenta de ello, o no. No te diré nada, solo te veré y me guardaré todos mis pensamientos y sentimientos, porque eso es lo correcto, cuando personas como tú osan hacerle sentir a personas como yo, todas estas sensaciones.

También me refiero, a que me gusta tanto mirarte, el saber que estás allí que ya te veo en todos lados, que no puedo cerrar los ojos sin visualizar los tuyos, que mi mente, cuando viaja y se pierde, se encuentra con tu recuerdo y tu sonrisa. Que no hay nada que yo más quiera, que estar cerca de ti, no para hablarte, solo para sentir que la proximidad de tu cuerpo con el mío, me devuelve la vida un poco. Que ya tengo algo severo contigo, porque me parece escuchar tu voz a donde quiera que voy, solo que no, son ilusiones, ninguna voz es tan dulce como la tuya. Ni siquiera los ojos marrones, que vaya que hay muchos, ninguno de todos los ojos marrones que yo he visto, se pueden comparar a los tuyos.

Me refiero a que creo que hay algo en ti, que me hace recordar lo bien que se siente el querer a alguien, lo bien que se siente y lo mucho que te mata lentamente. Porque todo esto, mi querido amigo, son cosas que me van matando poco a poco, sin aviso, porque no te las digo, porque sé que no quieres oírlas y quizás, yo tampoco quiero decírtelas.

Solo sentir tu presencia, me devuelve la vida un poco. El solo mirarte me hace sentir bien. No te necesito conmigo, solo necesito que estés allí, cerca, si se pudiera…muy cerca.

Me refiero, a que debo de pensar que lo será, está destinado a ser, sea como sea, que la fuerza máxima que rija la vida o el destino, hace las cosas porque son necesarias. Todo indica que tú y yo, no fuimos, no somos y tampoco seremos. ¡Qué idea más dolorosa! Pero tan verdadera, porque ¿Para qué guardar una esperanza pequeña y gastada? Son el tipo de esperanzas que siempre terminan rotas.

Yo no sé si alguna vez sabrás todo esto que te he escrito, lo mucho que te pienso, lo mucho que, quizás, te necesito. Lo mucho que te quiero cerca de mí, quizás no importa mucho, quizás importe demasiado.
Solo sé, que por ahora, aceptando las reglas del destino, del amor, las tuyas y las mías, estoy conforme con sentirte cerca, voltear y saber que estarás allí, sonriendo, no por mí, pero si por algo, devolviéndome la vida un poco cada día más.

Me refiero a que no necesito enamorarme de ti para escribirte todo esto, solo necesito agradecer el sencillo hecho de saber que cada día, podré observarte y podré saber lo bien que se siente querer a alguien, necesitar a alguien, sentir a alguien, aunque este no te sienta a ti.

Solo necesito que estés allí, que de vez en cuando, choques tu mirada con la mía y no digas nada ¿Para qué? De nada sirve romper el tan sagrado silencio con palabras.  Solo quédate en silencio, mírame unos segundos y voltea tu mirada, que eso será lo que yo haga, porque mientras mi boca calla, mis pensamientos te gritarán que vengas conmigo, aunque no lo hagas, aunque no lo sepas. 

---
A los que me lean, gracias por leer estas palabras. Va dedicado a aquél hombre...a aquél hombre. 

1 comentario:

  1. Hola Citla!!
    Que hermosas palabras!! Me has emocionado jaja, y eso que yo soy una descorazonada insensible que no lloro con Titanic xD
    Espero que algun dia ''Ese Hombre'' lo lea y aprecie tus palabras n.n Que tal seria ver a un hombre llorar? Hmmm, interesante jeje
    Ah, por cierto, me encanto el diseño del blog, asi esta mas organizado, I Like It :D
    No tengo nada mas para decir, sigue subiendo, vas muy bien, y, kisses
    Lucy <3

    ResponderEliminar